lunes, 19 de septiembre de 2011

Que no fue

Él siguió pensando en ella, ya no como un amor punzante, pero si como una meta cruzada y un logro de antaño. Siempre quiso eso. Esperó años por eso. Lo malo es que la veía y se olvidaba de todos esos logros. Su olor seguía llenando ese vacío que ni mil riquezas, ni mil títulos y ni mil campeonatos llenarían. Es como el agnóstico que pasa toda una vida sin cristo, pero lo ve, y mientras lo ve, cree en sus bendiciones, historia e instituciones, para luego que desaparece, intentar convencerse a si mismo que no existe, que lo inventó, hasta llegar a creer en su forzada ignorancia. Ya no creo en ella. Ya no creo en el mundo que forjé. Creo más en mi agonía y en el amor a destajo. Poder corresponder a mis consejos sería ideal -decía él- tanto que tantas tontas tonadas tornarían entorno al torno de su vida. Girar sin eje y palabrear y palabrear. Girar para agitar su propia mente de su falsa calma y despertar del eterno terno que usa y abusa para verse a si mismo como otro que en otro mundo quiso ser. Que no fue.    

jueves, 29 de abril de 2010

Garabateo 2

¿Qué pasa al ver el tiempo caminando como uno más en la calle, trayendo consigo una mochila llena de los deseos y expectativas que una vez tuviste? Eso siento todos los días, yo ahí, quieto, sin nada que hacer, nada que concretar, nada que decidir. Dejé de creer en mí y en mis consecuencias. Ya no quiero ser yo, ni tú, ni nadie. Solo soy. Estoy harto de mirar y de experimentar, y de encontrar para aprender que no es nada más que banalidad. Ya ni el sexo puesto en gloria me trae el mismo placer vacuo que me daba antes. No tengo miedo de cruzar los puentes, ni tocar a alguien, pero no vale la pena.

Ese fue el primer párrafo que escribió por gusto propio. Nunca había escrito algo que no fuera una obligación del colegio, universidad, poder notarial, o algo del trabajo. No se había sentido tan libre como cuando se decidió a escribir. Nunca había descifrado su amargura inherente. Nunca había sentido una fuga de ese estilo. Se dio cuenta que siente. No es la liberación de esclavos ni de pueblos, sino que la propia. Siente el gusto al logro que lo hace adicto. No puede parar de saborearlo. Descubrió como ponerse en perspectiva y observar. Observar al observador. Desde ese día en adelante no pararía de escribir hasta el fin de sus días. Incluso el habla de eso en uno de sus tantos lapsos de sentidos vagos y egocéntricos.

martes, 20 de abril de 2010

corriente noticias

al mal tiempo buena cara dicen. cuando sin querer uno cae en el "estar bien". cuando en méxico muestran a los narcos y en chile se disculpan los párrocos. ya no hay certezas, sin miedo a represalias cuando paso al cerro castillo. la presencia del presidente la tengo presente en el apoyo de la ley de financiamiento pero lo único que no hago es estudiar microeconomía. sin la ayuda a la transparencia ni la ley de donaciones no se puede forjar una reunión con los representantes del conglomerado. "construir chile" pese a las diferencias necesitamos que el país esté tranquilo, intercambiando opiniones a primera hora y yo aún sin estudiar microeconomía. con un nuevo instrumento musical que suena mal cuando hay mucha gente. Luego me voy a comerciales y yo aún sin estudiar microeconomía. las dos banderas en el patio de la casa y bomberos que no hacen la mantención. ¿qué trabas, qué caprichos? ya no hay materia prima que depende de la autorizacion por el lío de una persona. no se acepta por la hipoteca mía o la tuya? no sabemos lo que puede pasar por eso dentro del corto plazo. ahora que pueda ser realidad me da vergüenza. y se fué. estará por última vez el domingo y dejará el país por problemas familiares acusa. de manera personal, existía la posibilidad de que se quedara pero se fue. si gana el domingo se va como puntero, hay un elefante dormido y aún no puedo estudiar microeconomía. todos de características distintas. hable con mi mamá y estaban bien. quiere verme mas seguido y yo aún no estudio micro.


domingo, 11 de abril de 2010

Garabateo

Ya sé lo que haré. Tomaré camino y recorreré por lugares ni soñados ni creados. Te quiero ver ahí conmigo. Hazlo bien y te daré felicidad y un pequeño sabor a logro que tu y yo hemos buscado hace tiempo. Ya que sé donde ir, tengo que saber que voy a llevar... Creo que lo mejor que puedo hacer es pedirle ayuda a alguien que ya lo ha hecho. Aunque suena como buen método, aún creo que solo serían referencias, porque los caminos que quiero tomar no tienen guías en los senderos y ni siquiera alguien que te ayude si se te pierde una maleta. No se si llevar mochila o maleta de viajes. Sin saber si el camino será empinado o incluso si es solo de tierra, entre los cerros. Mmm... esto de hacer planes me tiene un poco preocupado. Ya no sé si será bueno que alguien más tome parte en este viaje porque puedo quedar mal si me pierdo. Además, sin saber que habrá para comer ni donde dormir si es que hay que hacerlo. Quizás no es tan buena idea. Si, mejor iré solo como el viaje que hice al sur hace un par de años. Recuerdo las caminatas con mi conciencia. Lo pasamos bien. Ahí me di cuenta que podía estar solo. Al principio lo vi como algo bueno, muestra de madurez e independencia... bien choro. Pero después me di cuenta que no es tan bueno. Que el no necesitar de nadie asusta y asusta mas aún darse cuenta de eso.

Estaba lleno de ilusiones, mostraba su seguridad en cada paso que daba. Era ingenuo en su trato familiar y no creía en la lectura entre líneas. Su cabello caía por su frente de manera descontrolada, lo que lo obliga a decir día a día que se lo va a cortar desde hace ya 3 años. Fuma un cigarro en la mañana y uno en la tarde, forzando un viejo ritual que su abuelo le enseñó. Tiene amigos de los buenos y de los malos. Se ha visto involucrado en problemas con droga pero ya no tiene nada que ver con eso. Ya no le llaman como antes pero él está bien así. Se siente cómodo en su casa, terminando su libro que nadie leerá, no porque sea malo, sino porque no quiere mostrárselo a nadie. No es tímido pero el cree que si alguien lee alguna de esas 750 páginas podría darle un ataque cardíaco. Sabe que la afirmación es ridícula, pero lo ha repetido tantas veces y se le escapa una sonrisa solo de recordar lo vago que se encontraba ese día cuando por primera vez se preocupó de esconderlo. Desde ese día decidió abrir un viejo parlante y ahí encerrar lo que el considera como material de fugas de su alma. Nuevamente se ríe por recordar la cantidad de estupideces que decía cuando pensaba, bueno.. en nada. Mantenía un par de fotos en su gélido departamento. Una de sus padres abrazados para una graduación o matrimonio, y otra de su hermano. Siempre que veía esa foto recordaba el día en que la tomaron, esto debido al moretón pronunciado que él mismo había infringido a su hermano justo sobre el codo. Recordaba esa pelea como la primera en la que se pudo defender con propiedad, ya sin el resquemor de que la golpiza era un hecho. Ahí notó por primera vez que era algo más. No era parte de las situaciones sino que un observante. Una atenta esponja de lo que acontecía a su alrededor. Era la cámara, no el actor. Esto lo llevaba a creer que todo era insignificante, que la vida no era mas que un grupo de acontecimientos y expectativas que terminan el la muerte y el olvido. Ya no quiere trascender, no quiere crecer, no quiere llenar de valor algo que no tiene sentido. Su búsqueda permanente de respuestas lógicas era el motor de su constante garabateo.

domingo, 1 de noviembre de 2009























Al fin tengo los huevos para comenzar a escribir. Si bien tengo esta cuenta hace mucho tiempo, recién hoy leí el blog de un amigo y reconocí lo fácil que puede ser el ser tan claro, tan práctico con las palabras y no tener miedo a perder el motivo de la escritura, el cual por lo menos para mi blog consiste en la catarsis, el alivio de "tanta weá" que me pasa por la cabeza, que de vez en cuando resulta ser bien profunda. O a veces no.





Para ponerlos al tanto, hoy caí de nuevo en la duda. No entiendo porque tanta frustración por nada. El pensar y volver a pensar en lo mismo me pone nervioso. Es un ciclo dañino y adictivo a su vez. Creo que la mitad de la vida se piensa y la otra se vive, pero que últimamente he pensado mucho más. No me molesta la soledad, me permite pensar más. Pero luego de pensar y pensar, termino con un Comandante para una guerra que no se va a pelear. ¿De qué me sirve pensar tanto? tomar un enredo y desenredarlo para enredarlo nuevamente. Suena tonto pero no saben cuantas veces lo hice de más chico. Tomaba un montón de lana enredada del tejido de mi madre y pasaba horas sacando nudos y pasando toda la lana por un agujero para poder sacarlo y enderezarlo. Luego de eso, ya teniendo el manojo de lana desatada y enrollada en mi mano, la estiraba y la juntaba de manera errática con el único fin de repetir el tedioso proceso. Proceso el cual encontraba fascinante. Sin embargo, recordando estos hechos, me doy cuenta que al final siempre quedaba un montón de lana a medio desenredar, ya sea porque me daba sueño o tenía que hacer otra cosa un poco más constructiva.

Si bien uno sigue con una mirada crítica las teorías del optimismo, creo, mejor dicho, estoy seguro, que de a poco uno cae y recae en un estado casi depresivo. Está en mi naturaleza tener un bajo autoestima y creo que es la mejor excusa que podía pedir. Nunca la utilizo, pero creo que esa sería la imagen a mostrar si viviéramos donde se ven las almas y no las máscaras que vamos generando con el tiempo. ¿Que si me gustaría cambiarla? ¿Tener más autoestima? Claro que sí. Pero no quiero cambiar de manera superficial, pensando todos los días que soy el mejor del mundo, motivando mi consciente para que se vaya reflejando de a poco. Quiero cambiar desde adentro, cambiar mi núcleo y es aquí donde entra en juego las ganas de vivir, los temores y las expectativas. En este proceso de cambio, menciono las expectativas sobre mi desarrollo personal en todo sentido. En el trajín de pensar y vivir, ir y venir, enredar y desenredar, caigo del cielo al infierno en minutos. Pienso en que podría ser el rey del universo para luego sentirme como un vago descorazonado donde si bien no cambio mi humor ni la forma en que veo las cosas, definitivamente cambio mi propuesta al mundo. Bajas expectativas hacen ver como sorprendentes los resultados mediocres.